Honor y vulnerabilidad

«Desde sus orígenes en la Italia renacentista, hasta su final en la I Guerra Mundial, la práctica de batirse en duelo se cobró la vida de cientos de miles de europeos. Durante el siglo XVII, sólo en España causó cinco mil muertos. A los visitantes al país se les decía que tuvieran un especial cuidado al dirigirse a los nacionales, para evitar mancillar su honor y terminar en la tumba.»

(…) Aunque miremos con recelo a quienes recurren a la violencia para responder a asuntos de honor, es posible que compartamos el elemento más importante de su mentalidad: la extrema vulnerabilidad al desdén ajeno. Al igual que les ocurría a los más exaltados duelistas, probablemente nuestra autoestima se vea determinada por la valía que nos atribuyen los demás. Los duelos no son más que un útil y rebuscado ejemplo histórico de una susceptible disposición emocional hacia las cuestiones de estatus».

Alain de Botton, Ansiedad por el estatus, Taurus, 2003, 123-125.

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