Introducir las almas de los hombres en el corazón de las rocas

Desayuno hoy en la cama -avena, trigo y plátano en rodajas junto a una taza de té- y escojo un libro que compré hace meses, bastante antes de mudarme a esta nueva casa en Chamberí. Lo compré sin ninguna reflexión previa en La fugitiva, una acogedora librería de Lavapiés, mi barrio hasta hace un par de semanas, probablemente por romanticismo. En el fondo siempre seré una romántica. Por algo mi primera lectura más allá de Enid Blyton yde los libros que podían proporcionarme la casa de mis padres y de mi abuela, Circulo de Lectores rules, fue El Archipiélago. Por algo el nombre de este blog.

La portada muestra un crepúsculo encendido, irreal: El crepúsculo celta, de W. B. Yeats. No sabía bien qué esperar y el subtítulo me creaba cierto recelo: «Mito, fantasía y folclore». No me gustan las colecciones de historias y personajes fantásticos, no entiendo de qué me hablan ni por qué me agobian con una acumulación de antepasados, anécdotas y de formas caprichosas. No me apetece diferenciar entre un duende y un trasgo. Me parece trivial, carente de interés. Pero nada más empezar, Yeats me ha explicado algo:

Paddy Flynn está muerto; un amigo mio le regaló una gran botella de whisky y, aunque estaba sobrio la mayor parte del tiempo, la visión de tanto licor le llenó de un gran entusiasmo, y vivió de él algunos días y luego murió. Su cuerpo, gastado por la avanzada edad y los tiempos difíciles, no pudo soportar la bebida como en sus días de juventud. Era un gran narrador de historias y, a diferencia de nuestros fabulistas corrientes, sabía cómo vaciar el Cielo, el Infierno y el Purgatorio, la tierra de las hadas y la Tierra, para poblar sus cuentos. No vivió en un mundo limitado, pero su situación no fue más holgada que la del propio Homero. Quizá, con su ejemplo, el pueblo gaelico recupere la antigua simplicidad y la amplitud de la imaginación. ¿Qué es la literatura sino la expresión de estados de ánimo a través del vehículo del símbolo y el incidente? ¿Y acaso no hay estados de ánimo que necesitan del Cielo, el Infierno, el Purgatorio y la tierra de las hadas para su expresión, más que de esta ruinosa Tierra? Mejor dicho, ¿acaso no hay estado de ánimo que no encontrarán expresión a menos que haya hombres que se atrevan a mezclar el Cielo, el Infierno, el Purgatorio y la tierra de las hadas, o incluso colocar cabezas de bestia en los cuerpos de los hombres, o introducir las almas de los hombres en el corazón de las rocas? Avancemos, narradores de historias, y atrapemos cualquier presa que el corazón anhele, y no tengamos miedo. Todo existe, todo es verdad y la tierra sólo es un poco de polvo bajo nuestros pies

Poco se puede añadir a esto. Solo si acaso mencionar cuánto me gusta la prosa sencilla, meláncolica y precisa de estas historias irlandesas. Solo otra vez me había topado con Yeats, hace años y en este blog.

Baila allí sobre la orilla