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Saludos, viajero.
Vuelvo al blog tras seis meses de trabajo como profesora. Durante ese tiempo he estado publicando en otra bitácora, Las ideas de los náufragos, mi espacio de encuentro con los alumnos en la red. El nombre del blog se lo debo a este inspirador texto del filósofo español Ortega y Gasset:
“El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas ‘ideas’ fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ella es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a saber, que vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lo mismo que el náufrago, buscará algo a lo que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida. Estas son las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos. Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente de verdad perdido se pierde inexorablemente; es decir, no se encuentra jamás, no topa nunca con la propia realidad”.
José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.
El nombre “Las ideas de los náufragos” resultaba doblemente adecuado para el blog de clase. Primero, por el significado que adquirió el anterior fragmento en un momento dado de mi biografía -como también sucedió con el poema de Hölderlin que contiene el verso que da título a este blog-. Segundo, porque iba a enseñar Filosofía a adolescentes, una etapa de la vida que tiene algo de la autenticidad y radicalidad del naufragio orteguiano: la actitud de búsqueda tras el derrumbamiento de los valores y formas vitales que se creían seguras, la tendencia a la duda y la problematización, la apertura a nuevos mundos… Ya es hora de dejar interpretar la adolescencia bajo el esquema de la carencia y de reconocer lo que de despertar filosófico hay en ella.
Esta tarde he querido sentarme ante el ordenador, recoger los frutos de mi particular vendimia y moler la uva. Obtengo así un primer mosto, que comparto con vosotros. Otros pasos habrán de darse para elaborar el vino.
Y ahora… que fermente.
La mayor parte de nosotros tiene uno o dos recuerdos de la infancia (3 o 4 años). Aunque en principio estos recuerdos puedan parecer simples e inocuos, el filósofo asesor Ran Lahav defiende que contienen información importante sobre nuestra actitud ante la vida. El próximo domingo 6 de diciembre visita Madrid y nos enseñará a analizarlos. Para ello, veremos varios vídeos de personas que describen sus primeros recuerdos, y examinaremos los nuestros propios.
«No es una mera coincidencia que recordemos esas experiencias particulares de la infancia, de entre miles de otras experiencias de la niñez que hemos olvidado. Tan tempranos recuerdos se albergan durante toda la vida porque contienen un tema significativo, un tema que es central en el mundo de la persona. Por esta razón, el análisis de primeros recuerdos es un instrumento importante en la práctica filosófica«
Precio del taller:
25 € (socios de ASEPRAF: 15 €)
Lugar
C/Pisuerga, 3 – Madrid
Fecha
6 de diciembre, de 11 a 14 h.
Certificación
Los participantes que así lo soliciten recibirán un Certificado de Realización y Aprovechamiento expedido por ASEPRAF.
Inscripción y consultas
Enviando un correo electrónico a asepraf@asepraf.org con el asunto TALLER RECUERDOS.
Ya está publicada en la web de ASEPRAF el programa de actividades para el curso 2009-2010 (sección «Agenda»). El plazo de inscripción está abierto y las plazas son limitadas.
Este año, ASEPRAF centra su atención en las bases teórico-prácticas del auto-conocimiento filosófico y el trabajo personal y comprometido de examen y reflexión sobre la propia vida (cursos de Mónica Cavallé, Benigno Morilla, Luisa López y Belén Peñas). Se organiza también el primer seminario de casos de asesoramiento filosófico, coordinado por Jose Luis Romero, que espera ser un punto de encuentro e intercambio de experiencias y conocimientos entre asesores filosóficos en activo o en proceso de formación. Tendremos la oportunidad de profundizar en la filosofía práctica de la mano de Ran Lahav y aprender nuevos recursos con Joan Méndez. Además, disfrutaremos de la presencia de Marià Corbí, que explicará su propuesta de una espiritualidad laica, y de Ángel García Galiano, que nos hablará de la Divina Comedia a la luz de la filosofía perenne.
Habría que devolverles a los maestros la función propiamente humana de la reeducación interpersonal y la ayuda al desarrollo de las comunidades (funciones apenas esbozadas por la actual noción de una educación de los valores, a pesar de las buenas intenciones que ésta entraña). Y la propuesta de encaminarnos a una educación verdaderamente más relevante para la vida tendría que privilegiar el autoconocimiento, lo que significaría, junto al propósito de una educación para la convivencia feliz, una reeducación importante de los educadores. Pues no debemos engañarnos: el autoconocimiento es algo a lo que rendimos homenaje sólo de palabra. Ya que nos consideramos herederos del oráculo de Delfos, de Sócrates y del resto de los filósofos antiguos, todos estamos de acuerdo en que la preocupación exclusiva por el conocimiento del mundo externo en los albores de la filosofía fue superada cuando el hombre, capaz de auto reflexión, empezó a interesarse en el conocimiento de sí mismo. Pero, ¿cómo se toma en cuenta este alto ideal del autoconocimiento en la educación que actualmente se ofrece? Ni siquiera cuando se ofrece un ramo designado como “psicología” se trata en realidad de una disciplina de autoconocimiento, sino más bien de la exposición de teorías varias de los conductistas, de la psicología dinámica, el constructivismo y otras escuelas; pero no una psicología viva que ayude a los alumnos a enfrentarse con su realidad.
(…)
Así como la vida procede sólo de la vida, la conciencia sólo puede ser despertada por la conciencia. Se necesita, por lo tanto, de un tercer elemento entre las ramas del curriculum clásico y de esa educación en los valores que se pretende llevar a cabo a través de las transversalidades: la transformación del educador.
Caludio Naranjo, Cambiar la educación para cambiar el mundo, Ediciones La Llave, cap. 4.